Lottie Cunningham Wren (Nicaragua)

… por su incansable dedicación a la protección de los territorios y las comunidades indígenas frente a la explotación y el saqueo

Lottie Cunningham Wren es una abogada del grupo indígena Miskito que defiende los derechos a la tierra y a los recursos de los pueblos indígenas de Nicaragua. Su labor ha sido clave a la hora de garantizar mecanismos de protección legal, como el proceso de demarcación y titularidad de las tierras indígenas de Nicaragua, del que ha sido iniciadora. Cunningham también ha luchado para salvaguardar los derechos humanos de los pueblos indígenas y afrodescendientes, protegiéndolos a ellos y sus medios de subsistencia frente a colonos armados.

Las comunidades indígenas de todo el mundo, pero especialmente de América Latina, se enfrentan a multitud de amenazas, desde el acaparamiento de tierras y la explotación de sus recursos naturales a la violencia, poniendo en peligro su mera existencia. En Nicaragua, la mayor parte de las comunidades indígenas y afrodescendientes viven hostigadas por colonos armados que utilizan las tierras para la cría de ganado y la tala de árboles, expulsándoles de sus tierras de cultivo y de sus poblados. Como consecuencia de la promoción estatal de las industrias extractivas, recursos naturales vitales como el agua limpia están siendo destruidos.

A través de la aplicación del derecho internacional y nacional, Cunningham ha podido salvaguardar los derechos indígenas de propiedad de la tierra en Nicaragua, desarrollando estrategias legales pioneras que han sido aplicadas con éxito por parte de comunidades indígenas de todo el mundo para demarcar sus territorios. Cunningham también ha demostrado que la protección de los territorios indígenas es fundamental para proteger los ecosistemas locales. Además, ha desempeñado un papel clave apoyando la movilización contra el planificado Gran Canal Interoceánico de Nicaragua, un proyecto gubernamental financiado por China para conectar los océanos Atlántico y Pacífico. La construcción del canal atravesaría territorios indígenas, llevando a su desplazamiento forzoso y a la destrucción de ecosistemas necesarios para su supervivencia.

Cunningham es una implacable defensora de su pueblo y también ha ayudado a impulsar los derechos de las mujeres indígenas, estableciendo programas para reducir la violencia de género y ayudando a crear espacios para ellas en los organismos de toma de decisiones. También trabaja capacitando a la juventud para que puedan exigir formalmente que se respeten sus derechos humanos y denuncien su vulneración.

Pese a las amenazas y la intimidación, Cunningham se mantiene inquebrantable en su compromiso de empoderar y proteger a las comunidades indígenas de las fuerzas externas que pretenden explotar sus tierras.

 

Información biográfica

Lugar de nacimiento: Bilwaskarma, una aldea Miskito a orillas del Río Coco, Nicaragua, Costa Atlántica.

Fecha de nacimiento: 29 de septiembre de 1959

Formación: Universidad Centroamericana, Managua (Doctorado en Jurisprudencia, 1994)

Biografía extensa

Lottie Cunningham Wren es una abogada Miskito y defensora de los derechos humanos de Nicaragua, que centra su trabajo en proteger y empoderar a las comunidades indígenas, de cuyo sufrimiento ha sido testigo de primera mano desde la infancia. Se formó como enfermera, pero al ver las dificultades a las que se enfrentaban las comunidades indígenas, Cunningham decidió estudiar Derecho. Trabaja como abogada desde 1995.

En 2003 creó la organización no gubernamental Centro por la Justicia y Derechos Humanos de la Costa Atlántica de Nicaragua (CEJUDHCAN) para dar más repercusión a sus esfuerzos.

Cunningham lleva más de 20 años trabajando por aunar a las comunidades indígenas para impulsar los derechos a la tierra y los derechos humanos de los pueblos indígenas y afrodescendientes. La facilitación del proceso de demarcación y titularidad de las tierras comunales y los territorios indígenas ha ocupado una parte central de su trabajo, contribuyendo a las demandas principales de líderes y lideresas indígenas y habitantes de la costa caribeña de Nicaragua.

La lucha indígena en Nicaragua

A lo largo de la costa atlántica de Nicaragua, más de 400 000 indígenas y afrodescendientes viven en sus territorios ancestrales practicando sus estilos de vida tradicionales, ecológicamente armoniosos y económicamente autosuficientes. Durante siglos, las comunidades indígenas de Nicaragua han gestionado sus territorios y sus recursos de forma sustentable. Actualmente, hay 304 comunidades indígenas y afrodescendientes de 23 territorios de la costa caribeña de Nicaragua que ostentan la titularidad de sus tierras. Obtuvieron el estatus legal para su autodeterminación y autonomía en 1987, después de la larga guerra civil que asoló el país.

Estos ciudadanos y ciudadanas representan aproximadamente una décima parte de la población total del país, mientras su región alberga importantes recursos naturales. De acuerdo con un informe de 2010 del Fondo Monetario Internacional, el 95 por ciento de las cuencas de agua del país pasa por tierras indígenas, el 72 por ciento de las áreas forestales se encuentra también en ellas, el 70 por ciento de los productos pesqueros proviene del Caribe, el 23 por ciento de la tierra agrícola está también ubicada aquí, y el 60 por ciento de los recursos mineros está localizado también en torno a la costa caribeña. Las Regiones Indígenas Autónomas del Norte y el Sur del Caribe representan la mitad del territorio nicaragüense.

Los sucesivos gobiernos nicaragüenses han marginalizado durante mucho tiempo a estas comunidades y les han expropiado sus tierras para facilitar la extracción ilegal de recursos naturales en las Regiones Indígenas Autónomas. A mediados de los años 90, el gobierno de Nicaragua otorgó a una empresa coreana una concesión para la tala de árboles en territorios indígenas, lo que llevó a un punto crítico la ya difícil situación. La Constitución de 1987 de Nicaragua garantizaba a las comunidades de la costa del Caribe la protección jurídica de su propiedad privada y comunal, pero nunca se puso en práctica un mecanismo para demarcar sus territorios. La invasión de empresas y mineros, que actualmente continúa, no solo ha devastado sus territorios, sino que también ha provocado el desplazamiento forzoso de la mayoría de las comunidades.

La obtención de protección jurídica internacional y nacional para los territorios indígenas

Uno de los grandes logros de Cunningham ha sido su participación en la primera causa judicial exigiendo los derechos colectivos de los pueblos indígenas de Nicaragua ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Como testigo experta en el caso de Awas Tingni contra el Estado de Nicaragua, Cunningham, en colaboración con el Indian Law Resource Center (Centro de recursos jurídicos indios), consiguió que se pronunciara una sentencia a favor de la comunidad en agosto de 2001. En su resolución, el tribunal estableció que Nicaragua había vulnerado los derechos de las comunidades indígenas al otorgar una concesión para la explotación de recursos forestales en sus territorios tradicionales sin consentimiento previo.  Además, el gobierno había desatendido las demandas de la comunidad Awas Tingni para que se demarcase su territorio.

La sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos obligó a Nicaragua a demarcar y codificar legalmente los territorios tradicionales y autónomos del país, lo que en 2003 resultó en el mecanismo para la demarcación y titularidad de los territorios indígenas en las Regiones Autónomas de Nicaragua (Ley Nº 445). Cunningham fue quien diseñó y puso en práctica este proceso. Esta sentencia y este proceso de titularización han sido citados a menudo por otros grupos indígenas en procesos judiciales por derechos humanos o derechos de propiedad de la tierra y han contribuido al avance de los derechos territoriales de las comunidades indígenas en todo el mundo.

Basándose en estas experiencias, Cunningham ha capacitado a comunidades indígenas en distintas partes del mundo en el uso de su innovadora estrategia en litigios sobre derechos humanos para promover sus derechos culturales y ecológicos.

Promover y proteger los derechos y la cultura indígenas

Cunningham ha desempeñado un papel fundamental en la protección de las comunidades indígenas frente a diferentes amenazas, incluyendo colonos armados. Actualmente está documentando y denunciando los violentos acaparamientos de tierra de la Región Autónoma de la Costa Caribe Norte, donde el gobierno ha animado a colonos no nativos a instalarse en territorios indígenas.

Ha sido una ferviente defensora de los derechos de las mujeres dentro de sus hogares, sus comunidades y sus territorios. Ha creado un programa para ayudar a las mujeres indígenas a llegar a posiciones de toma de decisiones en los espacios comunales y en los gobiernos territoriales. Para complementar esta tarea, también ha trabajado para crear conciencia de la importancia de que las mujeres ocupen puestos de poder.

Cunningham y CEJUDHCAN son representantes legales de 97 gobiernos comunales y 9 gobiernos territoriales. No solo actúan como defensores jurídicos, sino como líderes de la comunidad, proporcionando apoyo para proyectos agrícolas, educativos y ambientales. Además de brindarles representación legal, apoyan a las comunidades en lucha por sus derechos legales con proyectos para fomentar el bienestar material. Dichos proyectos están relacionados con la seguridad alimentaria y del agua, el saneamiento, los derechos de las mujeres en materia de salud sexual y reproductiva, igualdad de género y prevención de la violencia.

Sus programas han fortalecido las capacidades de los líderes y lideresas de las comunidades para entender y adoptar los marcos jurídicos necesarios que respaldan los derechos territoriales de los pueblos indígenas y los pueblos afrodescendientes. Esto les permite reivindicar sus derechos humanos y ambientales y salvaguardar su salud y seguridad.

Cunningham ha dedicado especial atención a capacitar a la juventud en materia de derechos individuales y colectivos. A través del programa, la gente joven recibe guías y formación sobre cómo exigir que se respeten sus derechos y denunciar vulneraciones a sus comunidades.

La estrategia de Cunningham se basa en la idea de solidaridad mutua que reside en el núcleo de las comunidades indígenas. Ha promovido por primera vez la creación de equipos para dar respuesta rápida en materia de derechos humanos en las aldeas (equipos de siete personas en doce aldeas), capacitándoles para dotar a sus comunidades con una estrategia jurídica y reivindicaciones comunitarias claras. Estos equipos de respuesta rápida están preparados para reaccionar de inmediato y abogar por las necesidades de la comunidad a nivel local, regional e internacional.

Además de alzarse a favor de las comunidades indígenas cuyas tierras han sido acaparadas por colonos armados, Cunningham ha sido clave en la oposición a políticas colonialistas y extractivistas del gobierno nicaragüense, así como a empresas nacionales e internacionales. Uno de los focos de sus esfuerzos ha sido la participación en la desestimación del plan de construcción del Gran Canal Interoceánico de Nicaragua, un proyecto de desarrollo de infraestructura que pretende competir con el Canal de Panamá y superarlo. El canal planificado pasaría a través de los territorios indígenas Rama y Kriol. Cunningham ha trabajado con estas comunidades locales y llevado el caso a foros internacionales como, por ejemplo, la Corte Interamericana de Derechos Humanos y las Naciones Unidas para detener su construcción. Este proyecto de desarrollo, dirigido por la empresa china Wang Jin, tendría como consecuencia una deforestación masiva y la destrucción de importantes recursos hídricos. Sin su esfuerzo, así como el de sus colegas y todas las personas que colaboran y trabajan junto a ella, el proyecto vulneraría gravemente la integridad de los territorios, de los recursos naturales y la supervivencia cultural y material de las comunidades indígenas.

Con su claro enfoque y su inquebrantable compromiso, Cunningham ha garantizado la protección jurídica del derecho de los pueblos indígenas sobre sus tierras y, al mismo tiempo, ha destacado su papel como guardianes del ambiente. A través de su trabajo, Cunningham ha impulsado los derechos de los pueblos indígenas en Nicaragua y en el mundo.

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