Martín Almada, educador paraguayo, activista de derechos humanos y galardonado del Premio Right Livelihood 2002, falleció este 30 de marzo a los 87 años. Dejó un legado monumental de lucha contra el terrorismo de Estado y a favor de los derechos humanos en América Latina.
«Los incansables esfuerzos de Martín Almada por revelar la verdad detrás de la Operación Cóndor respaldada por la CIA, y defender los derechos humanos en América Latina han dejado una marca indeleble en nuestro mundo», expresó Ole von Uexkull, director ejecutivo de Right Livelihood. «Su valentía frente a la adversidad encarna el espíritu del Premio Right Livelihood, inspirando a las generaciones futuras a continuar la lucha por la verdad y la justicia».
Nacido en 1937 en el seno de una familia de bajos ingresos, estudió derecho y pedagogía. Por su tesis doctoral titulada “Paraguay, educación y dependencia”, fue tildado de “terrorista intelectual” por las autoridades militares, que lo detuvieron ilegalmente, lo torturaron y lo obligaron a un largo exilio. Al regresar a Paraguay tras el derrocamiento de Alfredo Stroessner, Almada llegó a los «Archivos del Terror» en diciembre de 1992, haciendo uso por primera vez de la figura de Habeas Data, consagrada en la Constitución Nacional ese mismo año. La documentación hallada fue posteriormente declarada “Memoria del Mundo” por la UNESCO y ha servido como evidencia en numerosos juicios por crímenes de lesa humanidad. Actualmente, está disponible para consulta pública en el Museo del Archivo, en el Palacio de Justicia de Asunción de Paraguay.
El trabajo de Almada, reconocido globalmente, demuestra un compromiso inquebrantable con los derechos humanos, la educación y la protección del medio ambiente. Sus esfuerzos por educar a las generaciones futuras y abogar por una sociedad justa seguirán inspirando a quienes sienten compromiso con la dignidad humana y la justicia en todo el mundo.
“Crecí en la calle, y la dureza de la calle me convenció definitivamente de que la educación es la vía del cambio hacia un mundo mejor”, dijo Almada al recibir el Premio Right Livelihood en Estocolmo, en 2002. Fue reconocido “por su destacada valentía al llevar a los torturadores ante la justicia y promover la democracia, los derechos humanos y el desarrollo sostenible”.
Junto a María Stella Cáceres, su compañera durante los últimos 40 años, Almada fundó el Museo de las Memorias en Asunción, enfatizando la importancia de recordar las atrocidades del pasado para no repetirlas en el futuro.
“Martín nos deja una inmensa agenda de trabajo por los derechos humanos”, dijo Cáceres tras su fallecimiento. “Seguiremos agitando alto esa bandera”.





