¡Las personas galardonadas con el premio Right Livelihood 2024 ya están en Estocolmo! El próximo 4 de diciembre serán homenajeadas durante una presentación televisada disponible en vivo para todo el mundo. Pero hay mucho más que eso sucediendo durante su estadía en la ciudad, desde reuniones con representantes gubernamentales y organizaciones de la sociedad civil hasta entrevistas en profundidad con medios internacionales.
En esta entrevista, la Directora de Programas Stina Thanner se refiere a la Semana de la Premiación como los días más inspiradores de nuestro ciclo de trabajo anual: la oportunidad de conocer a los y las galardonadas y sentar las bases para una relación a largo plazo.
Right Livelihood: En una entrevista anterior, nos enteramos de que el anuncio de los nombres las personas laureadas, en septiembre, es el momento de mayor impacto para Right Livelihood en términos de cobertura mediática global. Pero tenemos otro momento especialmente significativo en el ciclo anual de premiación: la llegada de las galardonadas y los galardonados a Estocolmo para recibir homenajes. ¿Qué es la ‘semana de la premiación’?
Stina Thanner: Los días en torno a la presentación de los premios conforman lo que llamamos la semana de la premiación. Invitamos a las personas laureadas a Estocolmo unos días antes de la entrega de los galardones para que puedan conocer al equipo de Right Livelihood y a cualquier otro actor que sea relevante para su trabajo.
El programa es muy diferente para cada persona. Antes del anuncio, hablamos con ellas sobre lo que creen que les resultará más beneficioso cuando vengan a Estocolmo. Trabajamos a partir de ahí hasta que llegan a la ciudad, unos días antes de la presentación de los premios, y nos aseguramos de que tengan un plan que les beneficie. No queremos una semana con muchos paneles de debate y reuniones, que luego quedan en la nada. Queremos que sea impactante.
RL: ¿Se trata de actividades que se realizan a puertas cerradas? ¿O son públicas?
ST: Hay actvidades públicas: las entrevistas filmadas con cada activista. Es la oportunidad para que los galardonados y las galardonadas se sienten con calma y hablen de su trabajo, el impacto de su labor y los métodos y estrategias que han utilizado para llegar hasta donde están ahora. Tenemos una pequeña audiencia en el momento de la entrevista. Luego el producto se transmite en la televisión pública de Suecia, Free Speech TV en Estados Unidos, y también en nuestro canal de YouTube para otros medios de comunicación o personas particulares.
Aparte de eso, lo que queremos hacer con los días en torno a la presentación del premio es conocer a las laureadas y los laureados y y asegurarnos de que también nos conozcan. Por supuesto, la presentación del premio es abierta al público: es un momento de celebración en el marco de una producción más grande y amena.
RL: En años anteriores, la ‘semana de la premiación’ tenía otros sentidos y duraba más de una semana…
ST: Sí, en el pasado, la semana de la premiación era una gira europea. Las premiadas y los premiados venían a Estocolmo, donde teníamos un programa y la presentación del premio, pero también iban a Ginebra, donde tenían otro programa y una segunda celebración. Además, algunas personas iban a Berlín y otras a Bruselas. Vimos que era muy agotador tanto para ellas como para nuestro personal.
Luego, cuando llegó la pandemia de COVID ya no pudimos hacer nada; no pudimos viajar y ni siquiera pudimos tener a las personas homenajeadas en Estocolmo para la presentación del premio. Así que ese fue un buen momento para detenernos, reiniciar y pensar de nuevo. Fue una oportunidad para revisar lo que queríamos, centrarnos en menos días en una sola ciudad y luego comenzar a construir la relación que Right Livelihood tendrá a futuro con los y las agentes de cambio a quienes reconoce.
RL: ¿Qué pasa si alguien no puede viajar a Estocolmo para participar de todas estas actividades?
ST: Hemos tenido personas que no pudieron venir porque estaban en prisión o tenían una prohibición de viajar. Así que es diferente según el caso. Normalmente sabemos cuándo no van a poder venir. Si es posible establecer una comunicación porque no están en prisión, hablamos y comprobamos sus posibilidades y preferencias.
Por ejemplo, en 2017 Khadija Ismayilova estuvo representada por una compañera azerbaiyana que trabajaba en el mismo campo. También recibimos a su hermana, una cantante fantástica. Lamentablemente, es habitual que las personas defensoras de derechos humanos no puedan viajar. Ese es uno de los aspectos que debemos destacar, a la par de seguir destacando sus trabajos. No podemos olvidarlo, tenemos que hablar de eso y lo hacemos tanto como podemos.
RL: ¿Recuerdas algún otro caso similar?
ST: Otro ejemplo es el de los tres laureados saudíes de 2018, que estaban todos en prisión. La esposa y el hijo de Al-Qahtani vinieron a Estocolmo a acompañarnos. Creo que su hijo en ese momento tenía 18 años y pronunció un discurso fabuloso, muy emotivo y cariñoso, en el que le habló a su padre, habló sobre su padre y su trabajo, sobre la importancia de hablar de él y de sus compañeros laureados que también estaban encarcelados. Fue muy conmovedor.
Otro ejemplo es, por supuesto, el de Nasrin Sotoudeh, que en 2020 no pudo salir de Irán. Entonces hicimos una campaña que todavía está en curso: #StandUp4Nasrin. Involucramos a representantes de la política alemana y sueca en la redacción y grabación de declaraciones. Pedimos su inmediata liberación y libertad. Y luego, como era 2020, el único laureado que acudió a la presentación del premio fue Ales Bialiatski, lo que también fue una sorpresa porque tampoco esperábamos que viniera. En su discurso, habló de Nasrin y sobre cuando él mismo estaba en prisión, de cómo todavía tenía pesadillas sobre esa época. Le envió un sentido mensaje a la comunidad internacional para que se solidarizara con ella y con otras personas defensoras de los derechos humanos que estaban en prisión. Luego regresó a Bielorrusia y unos meses después lo llevaron de nuevo a la cárcel. Todavía no fue liberado.
RL: ¿Qué más hacen las laureadas y laureados? ¿Hay momentos informales, conversaciones, anécdotas divertidas?
ST: Tenemos muchas reuniones y charlas informales como la cena de bienvenida con las personas galardonadas y todo el personal en la casa de Right Livelihood en Estocolmo. Simplemente nos sentamos, hablamos y nos conocemos.
Luego, el personal está con las premiadas y los premiados casi todo el tiempo. A veces, simplemente compartimos un taxi o caminamos de un lugar a otro. A veces, nos quedamos en el vestíbulo del hotel. Un año, la periodista que hizo las entrevistas trajo dreidels, un juego de Janucá. Estábamos allí en el vestíbulo el día de la presentación del premio jugando al dreidel cuando llegaron integrantes del Consejo Directivo de la Fundación y otras personas más con curiosidad a preguntarnos qué era eso, nuestro pasatiempo en medio de las reuniones.
RL: ¡A que no te faltan anécdotas sobre el clima en Estocolmo a finales de año!
ST: Hay muchísimas historias sobre el tiempo en Suecia, porque invitamos a la gente en noviembre o diciembre, que suele ser muy frío. Si no nieva, hace muchísimo frío. También está muy oscuro en esta época del año, el sol se pone alrededor de las 3 de la tarde. Así que eso siempre es un reto para las y los invitados, especialmente si vienen de climas más cálidos. Tratamos de advertirles; nos repetimos mucho sobre la necesidad de traer ropa de abrigo o que nos digan si no pueden para que les proporcionemos todo eso. Pero resulta que si no has estado en ese tipo de clima, es muy difícil de imaginarlo, así que hemos tenido a mucha gente con frío incluso en los interiores, nos han llegado a pedir radiadores adicionales para las habitaciones. Siempre tienen frío. Tuvimos un galardonado que llegó con sandalias, o sea, zapatos abiertos. Hacía como 10 grados bajo cero, así que fuimos a una tienda de segunda mano y le compramos una chaqueta grande de esquí y guantes. Nunca se los quitó, ni siquiera dentro de las casas.
¡Otra anécdota sobre la ropa! Yo todavía no trabajaba aquí en 2012, cuando Gene Sharp fue premiado y perdió su equipaje de camino a Estocolmo. Así que mis colegas se arreglaron para comprarle trajes que le quedaran bien y que pudiera usar durante toda la semana, incluso en la entrega de premios.
Pero hay otro gran problema aquí: Suecia no acepta dinero en efectivo. Mientras que en muchos países todavía se usa mucho dinero en efectivo, en Suecia no lo hacemos. Simplemente no es posible pagar con efectivo. Así que también nos sucedió que algunas personas fueran a cenar por su cuenta y no pudieran pagar. Entonces a la siguiente vez una compañera les dio su tarjeta de crédito y tampoco pudieron pagar porque no entendían cómo funcionaba. Intentaban introducir el código PIN cuando se suponía que debían introducir el importe. Tuvimos que correr hasta el lugar y asegurarnos de saldar esa cuenta.
RL: Hay que lidiar con cuestiones meteorológicas y monetarias, ¿y con el idioma?
ST: En todos los eventos públicos y formales, siempre contamos con traducción. Si no se sienten cómodos hablando inglés, nos aseguramos de contar con alguien que conozca el idioma que están hablando, si no hay entre nuestro personal o contratamos a alguien. También alentamos a las galardonadas y los galardonados a hablar su lengua nativa. Eso nos llevó a hacer algunos cambios de último momento, como en 2019, cuando Davi Kopenawa y Aminatou Haidar estaban entre las personas galardonadas ese año. Fue en un viaje en tren entre Zúrich y Ginebra cuando estaban hablando sobre qué idioma utilizarían para su discurso en la premiación. Ese era un año en el que el viaje a Suiza era antes del viaje a Suecia. Y Davi, que es de la selva amazónica, había dicho que daría su discurso en portugués. Bien, preparamos todo para eso. Pero luego, después de hablar con Aminatou, que es del Sáhara Occidental y pronunciaría su discurso en árabe, no en francés o español, estuvo de acuerdo con ella en que el portugués era el idioma de los colonizadores. Así que, unos días antes de la presentación, decidió que quería hacerlo en su lengua materna, un dialecto de su pueblo, lo cual es muy bonito y, por supuesto, lo fomentamos. Pero, desde el punto de vista de la producción, es algo que realmente necesitamos saber de antemano. Finalmente, gracias a técnicos y colegas, nos aseguramos de que su discurso fuera traducido junto con él y de que los subtítulos fueran correctos.
RL: La ‘semana de la premiación’ también implica muchas reservas de hoteles y vuelos, trámites de documentos, pasaportes y visados. ¿Hay alguna anécdota divertida al respecto?
ST: Bueno, eso no es tan divertido. Sí, hay mucha logística involucrada. Nos aseguramos de tener buenas conexiones con las embajadas suecas en los países de origen. Por eso, cuando sabemos quiénes son las personas laureadas, y solo unas horas antes de anunciar públicamente sus nombres, siempre nos comunicamos con las embajadas suecas en sus países para fortalecer esa relación si es que no la hemos tenido desde antes. Así sabemos que tal vez podamos contar con su apoyo si hay algún problema con los visados. A veces, las y los activistas tienen prohibiciones de viaje o los gobiernos de sus países no quieren que viajen porque tienen miedo de que no regresen, o no quieren que se los reconozca o que la situación de sus países se exponga a nivel internacional. Así que tenemos nuestras formas de intentar sortearlo. Pero, por desgracia, la mayoría de las veces es un juego de espera muy frustrante.
RL: Eso nos lleva al tema de la seguridad de los y las laureadas…
ST: Bueno, mantenemos llamadas de preparación antes del anuncio, incluida una llamada de seguridad. Empezamos a trabajar en eso incluso antes de revelar sus nombres porque, como dijo Emoke [Bebiak, Directora de Comunicación de Right Livelihood] en una entrevista anterior, el anuncio es un gran día para los medios y sabemos los riesgos que eso puede conllevar. Así que hacemos una evaluación por adelantado y seguimos trabajando durante toda la temporada porque no queremos contribuir a empeorar su situación en materia de seguridad. Al contrario, queremos contribuir a que estén más seguros y seguras. Entonces, por ejemplo, ¿sienten comodidad apareciendo en fotografías o en eventos públicos? Una vez que están en Estocolmo, nos sentamos con tranquilidad nuevamente para planificar en conjunto cómo podemos apoyarles para lo que sigue.
RL: ¿Cómo es la ‘semana de la premiación’ para vos?
ST: Desde que empecé a trabajar para Right Livelihood, trabajé para la ‘semana de la premiación’. La primera vez fue en 2017 como practicante. En 2020, me pusieron a cargo de toda la organización. Es muy divertido porque nos reunimos el personal de ambas oficinas con las galardonadas y los galardonados. No es frecuente tener a muchas personas laureadas en un mismo lugar al mismo tiempo. Y es muy especial porque hemos leído mucho acerca de ellas, hemos empezado a hablar de ellas y con ellas durante los últimos meses. Y luego, cuando las conoces, ¡es increíble! Siempre son tan amables y felices, sufren el frío, pero están felices y son amables, y muy, muy fáciles de llevar, generalmente muy flexibles y adaptables. Así que es mucho trabajo y planificación para el equipo pequeño que somos y las expectativas altas que manejamos. Quizás no pueda dedicarme tanto tiempo como me gustaría a compartir con los premiados y premiadas porque siempre hay mucho que hacer y asegurarse de que todo esté bien. Básicamente, durante estos días yo vivo en el lugar donde hacemos las entrevistas filmadas. Mientras mi colega Maike Hansen, Directora de Programas Junior, se instala en el hotel para poder responder las dudas que surjan y asegurarse de que los taxis lleguen a tiempo, etc. Es mucho trabajo, pero también muy, muy divertido.